Entrevista:



Comparto con ustedes la entrevista que realizara ayer para "Cuentame" en Detrasde.com desde la ciudad de Montebello, CA.
Gracias a Luis Ponce y a Claudia por la invitación y les invito a visitar la página.

Un abrazo,

Primera Parte



Segunda Parte
Claudia, Victoria y Luis.

De por qué vine a Estados Unidos.




Creo en los exorcismos personales. No creo en la imagen de Linda Blair dando vuelta la cabeza en círculos y lanzando un vómito verde. Tampoco en un sacerdote católico enfrentando mi cuerpo con una cruz mientras grita: “¡Vade retro Satanás!”.
Pero creo en los exorcismos personales.
Esos que lanzamos al aire de alguna manera para expiar nuestras culpas y limpiar nuestras sombras. Y empiezo a pensar, que esta suerte de nota es una de esas maneras. La más cómoda o personal forma de quitar el chamuco de mi alma.
Una vez, tiempo atrás, crucé la frontera de Estados Unidos de América en un supuesto plan de paseo a Texas. En aquel tiempo los ciudadanos uruguayos carecíamos de impedimentos para traspasar la frontera más codiciada del mundo, la del “imperio blanco”.
Desde hacía tres años yo vivía feliz en México. Tenía un gran amor, una casa, estadía legal, un trabajo prometedor, amigos de los buenos y un exacerbado cariño por la cultura, gastronomía e idiosincrasia mexicana que en ninguna manera me inducía a abandonar tierras chichimecas.
Pero a veces el diablo entra en el cuerpo, te engatusa el alma y vos como un pelotudo crónico sucumbís a sus tentaciones. Las cuales pueden llegar de las más extrañas y deliciosas maneras.
Por aquel entonces, mi llamada “mother in law” como le dicen los gringos, me invitó a conocer lo que para mi carecía de total interés:  “el otro lado”. Pero en México me enseñaron que a la madre y a la suegra jamás se les niega nada. La excusa para dicho evento fue el típico “ir de compras”. ¡Justamente a mi! Quien cada vez que entra a una galería de tiendas se posesiona como pai de santo dirigiendo una macumba.
Así que un viernes de cuya fecha no me acuerdo crucé por primera vez la maldita frontera divisoria, más que entre dos países, entre dos tipos de seres humanos: los de clase A y los de clase B. Los del norte y los del sur.