No nací para vivir en una ciudad donde la uniformidad es la norma. Soy conciente que amo la diversidad en todos sus géneros y quizá esa sea una de las razones por las cuales vivo donde vivo y por lo cual en Uruguay solía sentirme bastante extranjera.
Me maravilla sentarme en un café y escuchar diferentes idiomas. Ese permiso sin medida que me otorga la potestad con papel o sin papel de sentirme ciudadana del mundo.
Los Ángeles es un crisol de razas y costumbres conviviendo en una misma geografía. Una maraña de creencias, religiones, filosofías de todo el mundo en un mismo pedacito de tierra. Y en esa maraña llena de bondades los puntos débiles también vienen incluidos en el paquete.
Algunos grupos de inmigrantes continúan viviendo como si estuvieran en su tierra de origen. No veo nada de malo en querer conservar las tradiciones culturales, lo que me parece poco sano es querer continuar trasmitiendo barbaridades de “allá” estando “acá”.
Y antes de que se mal interprete mi opinión voy a ser específica.
Leyendo noticias de la comunidad LGBTQ me encuentro con que en Armenia, el 18% de la población cree que ser gay, lesbiana, bisexual o transgénero es una enfermedad, el 12% cree que es una orientación proveniente de occidente y el 10% piensa que se debe a una mala educación.
Si lo que acaban de leer les causa escozor, sepan que en el mismo estudio realizado por organizaciones LGBTQ armenias y el Instituto del Conocimiento para saber cual es el grado de homo/lesbo/bi/transfobia en el país, se concluyó en qué:
“…El 72,1% de la ciudadanía de Armenia ha manifestado que no está dispuesta a socializar con personas homosexuales, bisexuales y transexuales, estando el 10,9% de la población preocupada del que pensarán los demás si hablan con personas LGTB. El 10,6% de la ciudadanía está preocupada por la supuesta ‘propagación de la homosexualidad’ en el país, mientras que el 6,4% cree que debería ser condenada…”
La cuestión no es sólo lo que sucede en Armenia sino cual es el bagaje que viene en la valija -entiendase en la cabeza- del inmigrante, en este caso, armenio pero bien podría ser latinoamericano o árabe.