Para combatir el olvido de la historia: "Sentado en un árbol caído".



               Manuel Chitay y Mariana Marroquin.                 









-Buitre:
registren  bien todo, ¡que no se les escape ni uno!
-Testigo:
Sus dedos se enterraban en la sagrada tierra
como pidiendo ayuda,
sus cuellos se quebraban, ya no respiraban mas…



Entrevista a Emanuel Loarca y Manuel Chitay

Durante el conflicto armado en Guatemala yo estaba  lejos de conocer la realidad de sus víctimas. Era comprensible, vivía varias fronteras al sur y Twitter no existía. Lo incomprensible,  casi treinta años después, es saber que la misma población guatemalteca desconocía los abusos a los cuales gran parte de su población estaba siendo sometida en aquel entonces.

Pero existen los sobrevivientes como Jesús Tecu Osorio que denuncian, prestan testimonio y relatan, y  los dramaturgos como Emanuel Loarca que utilizan el teatro como arma para combatir el olvido histórico.
Ganadora del Primer Premio Nueva Dramaturgia Guatemalteca,  Sentado en un árbol caído, aborda el tema de  la masacre de Río Negro  en Rabinal, que terminó con el asesinato y tortura de índigenas mayas de la comunidad achí.

La obra no se limita a relatar los sucesos ni a enumerar los efectos de la masacre. Si bien los aborda, construye a través de testimonios un rompecabezas donde vemos a todos los protagonistas de la historia, desde los militares hasta las víctimas,  incluyendo los representantes de intereses económicos nacionales e internacionales.

Entrevista:



Comparto con ustedes la entrevista que realizara ayer para "Cuentame" en Detrasde.com desde la ciudad de Montebello, CA.
Gracias a Luis Ponce y a Claudia por la invitación y les invito a visitar la página.

Un abrazo,

Primera Parte



Segunda Parte
Claudia, Victoria y Luis.

De por qué vine a Estados Unidos.




Creo en los exorcismos personales. No creo en la imagen de Linda Blair dando vuelta la cabeza en círculos y lanzando un vómito verde. Tampoco en un sacerdote católico enfrentando mi cuerpo con una cruz mientras grita: “¡Vade retro Satanás!”.
Pero creo en los exorcismos personales.
Esos que lanzamos al aire de alguna manera para expiar nuestras culpas y limpiar nuestras sombras. Y empiezo a pensar, que esta suerte de nota es una de esas maneras. La más cómoda o personal forma de quitar el chamuco de mi alma.
Una vez, tiempo atrás, crucé la frontera de Estados Unidos de América en un supuesto plan de paseo a Texas. En aquel tiempo los ciudadanos uruguayos carecíamos de impedimentos para traspasar la frontera más codiciada del mundo, la del “imperio blanco”.
Desde hacía tres años yo vivía feliz en México. Tenía un gran amor, una casa, estadía legal, un trabajo prometedor, amigos de los buenos y un exacerbado cariño por la cultura, gastronomía e idiosincrasia mexicana que en ninguna manera me inducía a abandonar tierras chichimecas.
Pero a veces el diablo entra en el cuerpo, te engatusa el alma y vos como un pelotudo crónico sucumbís a sus tentaciones. Las cuales pueden llegar de las más extrañas y deliciosas maneras.
Por aquel entonces, mi llamada “mother in law” como le dicen los gringos, me invitó a conocer lo que para mi carecía de total interés:  “el otro lado”. Pero en México me enseñaron que a la madre y a la suegra jamás se les niega nada. La excusa para dicho evento fue el típico “ir de compras”. ¡Justamente a mi! Quien cada vez que entra a una galería de tiendas se posesiona como pai de santo dirigiendo una macumba.
Así que un viernes de cuya fecha no me acuerdo crucé por primera vez la maldita frontera divisoria, más que entre dos países, entre dos tipos de seres humanos: los de clase A y los de clase B. Los del norte y los del sur.

La reina de la hipérbole. (Parte 1)



 En mi casa paterna los sábados se escuchaba fútbol. Desde una radio antigua, cuya caja de madera tenía el olor de las cosas viejas con las iniciales G.E. doradas y conexión eléctrica, los comentaristas relataban con esa clásica pasión -que denuncia llevar sangre italiana o española en las venas- los movimientos desde una cancha donde 22 hombres exaltaban la presión arterial de mi familia al ir tras una pelota de cuero bastante más primitiva que una jabulani.

Yo no era ajena al griterío, a las discusiones, a las risas y a los llantos que desbordaban el patio de baldosas con aljibe en el medio. Tampoco a la pregunta: "y vos...chiquita... ¿de qué cuadro sos hincha?" Y entonces, temiendo a un domingo sin matinée o a la disminución de chocolatines Águila respondía de acuerdo a la camiseta del curioso en turno.

La respuesta era fácil: Peñarol o Nacional.

En la casa nadie leía libros. Pero las revistas del Peñarol Fútbol Club rondaban el comedor, el baño, la cocina, el corredor, el cuarto de mis viejos. Imágenes de Pablo Forlán o de Morena eran tan familiares como el retrato de mi bisabuelo, moro que escapó desde Andalucía como polizón en un barco hacia el Río de la Plata.

Por otro lado, los figurines con la camiseta blanca, de corazón azul y rojo, llegaban cada mes hasta el zaguán: "Nacional Fútbol Club es el cuadro nacional chiquita...Peñarol lo fundaron los malditos ingleses. Vos tenés que ser "bolso" como el tío Luis, no me vengás con pelotudeces de andar hinchando por los ‘manyas’".

Los domingos a la tarde eran de fiesta. Era el día de seguir a los equipos locales, los del pueblo.

La reunión familiar alrededor del viejo armatoste de radio con lámparas se permutaba por la ida a la cancha de turno. Los colores de las camisetas cambiaban, los equipos también. Negro y blanco: Río Negro. Rojo y blanco: River Fútbol Club. Verde y blanco: Universal y así desfilábamos entre las canchas de Tito Borjas y la de Central, la del Barrio Colón y la del Barrio Industrial.

Un camino por recorrer y una lucha que vale la pena.



(Parte II)
¿Qué es el cáncer de mamas?

Es una enfermedad que ataca tanto a hombres como a mujeres. Existe un estigma muy arraigado en nuestra comunidad latina sobre dicha enfermedad, un estigma de miedo por lo cual es una palabra que suele evitarse. Se habla de “la larga enfermedad” o “de la enfermedad sin cura” pero se evita nombrar el término cáncer. ¿La razón? El término de cáncer va unido con frecuencia a la palabra “muerte”. Sin embargo de ser detectado a tiempo, el 50 % de los pacientes diagnosticados sobreviven la enfermedad.

El cáncer de mama consiste en un crecimiento anormal y desordenado de las células de éste tejido. La mayoría de los tumores que se producen suelen ser benignos y son debidos a formaciones fibroquísticas. El quiste es como una bolsa llena de líquido y la fibrosis es un desarrollo anormal del tejido conjuntivo. Existen varios tipos de tumores y alguno pueden ser malignos.

Síntomas:

En los momentos iniciales no suele presentarse síntomas. El dolor no es un síntoma de cáncer aunque el 10% de las pacientes lo presentan sin que se palpe ninguna masa. El primer signo suele ser un bulto que, al tacto, se nota diferente del resto. Se suele notar con bordes irregulares, duro, que no produce dolor al tocarlo. En ocasiones aparecen cambios de color y tirantez en la zona afectada. Pero no todos presentan estas características por eso lo primero es que al realizarse un autoexamen mamario al sentirse alguna irregularidad se recurra inmediatamente al médico.

Reducción de riesgos:

¿Qué podemos hacer para protegernos contra el cáncer de mama? Ya que todavía no se sabe qué causa el cáncer de mama o cómo prevenirlo, la mejor protección es detectarlo tan pronto como sea posible y disminuir los riesgos:

1) Controlar nuestro peso y hacer ejercicio: tenemos que elegir alimentos y bebidas saludables todos los días. Mantenernos activos.

2) Conocer nuestros antecedentes de cáncer de mama en nuestra familia: Si nuestra madre, nuestra hermana, o nuestra hija ha padecido la enfermedad debemos preguntar a nuestro médico cómo reducir el riesgo.

3) Conocer e informarnos sobre los riesgos y beneficios de la terapia de reemplazo hormonal: algunas mujeres utilizan éste tipo de terapia para tratar los síntomas de la menopausia, en ese caso se debe preguntar al médico los riesgos y beneficios.

4) Limitar nuestro consumo de alcohol.

5) Hacernos periódicamente el autoexamen de mama. Es cuando nosotras mismas nos palpamos para detectar posibles bultos, cambio de tamaño o de forma o cualquier otra variación en las mamas o las axilas.

6) Luego de los 40 años hacer anualmente una mamografía. Estas son radiografías de las mamas. Son el mejor método de detención temprana cuando todavía el tumor no ha crecido demasiado, no se han manifestado síntomas y aún es fácil de tratar.

7) Reducir los niveles de estrés y controlar el uso de productos tóxicos por ejemplo en la limpieza de nuestro hogar.

Un camino por recorrer y una lucha que vale la pena.



La lucha contra el cáncer de mamas. 
(parte I) 


Tenía diez años cuando escuché por primera vez la palabra y a esa edad no podía entender muy bien el significado de la misma. Sin embargo por el tono de voz y las facciones de mi padre pude deducir nada bueno traía consigo.

Nuestra vecina había sido diagnosticada con cáncer y la conmoción se instaló de golpe en el vecindario. Nadie sabía mucho del tema pero estaba claro que su diagnóstico, era como una crónica de muerte anunciada. Todos teníamos miedo.

El cáncer es un visitante silencioso, llega, se instala y cuando anuncia su presencia a veces suele ser demasiado tarde. Sin embargo hay maneras de detectarlo a tiempo y hay maneras de vivir con él.


Testimonio de vida.

Mónica Navarro, cantante de tango argentina, siempre fue una mujer que por su profesión aprendió a escuchar las señales del cuerpo. Una mujer responsable de su salud. A sus 39 años, en marzo del 2008, comenzó a sentir un dolor extraño en su seno izquierdo por lo cual consultó a su médico y éste ordenó una mamografía. El resultado reveló cáncer de mamas en el seno derecho.

“Recuerdo-dice Mónica- que le insistía al médico cómo era posible estuviera afectado mi seno derecho cuando a mí ¡me dolía el izquierdo! Y el médico aseguraba que precisamente el cáncer no duele. Si no hubiese ido por ese control el cáncer hubiese avanzado”.

Metodología.



Alguien dijo una vez que cuando tenía su corazón roto por alguna pena de amor aspiraba la casa una y otra vez hasta sentirse tan cansada que la pena se le desprendiera por no querer estar en un cuerpo sin energía.

Hoy lavé el baño, la cocina, el cuarto, la sala, el patio, la escalera, la ropa y al gato. Los azulejos quedaron maravillosamente blancos; igual el excusado y el lava manos. La cama con sábanas limpias y bien tendida. El piso impecable, las paredes sin tierra, las puertas sin marcas, la estufa sin grasa, la ropa con aroma a lavanda. El gato como espuma de mar.

Sin embargo creo que no hice un buen trabajo. Pues aunque mi cuerpo está cansado, la pena no se quiere ir.

Shery: "Del amor venimos y hacia el amor vamos"



Desde Guatemala presenta su álbum debut: “El amor es un fantasma”.

Dicen que es en la niñez cuando manifestamos el talento que anida en nuestra sangre o en nuestros genes. Los juegos de niños reflejan lo que la naturaleza nos ha legado desde antes de nacer. Luego, el entorno familiar y el medio en el cual vamos creciendo colabora o no en el desarrollo de nuestros primeros sueños.

Antes de comenzar a hablar, Shery ya cantaba.
Por horas imitaba los sonidos provenientes de los discos que su mamá escuchaba. En sus juegos de niña un trapeador hacía las veces de micrófono, la escoba de guitarra y algunas ollas ocupaban el lugar de una batería.

Tal es la carta de presentación de una de las voces actuales femeninas más dulce de la canción romántica en Guatemala.

“Mi familia sigue debatiendo de dónde proviene mi talento hacia la música. En mi casa todos han sido músicos autodidactas, algunos de mis hermanos tocan piano, otros guitarra. Y yo estoy sumamente agradecida al ser supremo que me ha dado el timbre de voz que tengo”.

Shery tenía apenas nueve años cuando aparentando más edad por su estatura, tacones y maquillaje se entrometió como corista en el escenario de un Festival OTI de la Canción. Desde allí, supo que el oído y el corazón de la gente serían el mejor lugar donde podría vivir su voz.

En el año 2003 se presenta al casting para las Olimpiadas Mundiales de las Artes Escénicas, en Hollywood donde obtiene una medalla con la canción de su autoría: “El amor es un fantasma”.
“Desde entonces comencé a estudiar canto y a perfeccionarme en la composición. He mantenido mi disciplina porque en cuestiones de arte no  basta el talento sino también se necesitan altas dosis de trabajo.”

Poesía indiscreta.



Me he puesto a pensar que sucedería si te tuviera entre mis brazos. Si de pronto te dejaras llevar por el doblez de mis labios en tu nuca o mis dedos dibujando tu columna.

Me he puesto a imaginar cómo exhalarías el aire luego de sentir mis manos en tu cuerpo, cómo latiría mi corazón al llegar al punto exacto de tu vientre.

Aseguro callarían las sirenas de las ambulancias, la guerra finalizaría en unos instantes, los animales escaparían de los circos y entre las dos, asesinaríamos la discreción.

Denise Larrieux: uniendo lazos.



El ciber espacio tiene el don de unir lo que la geografía separa. Viajando a través de los diferentes medios electrónicos la gente y el arte se encuentra sin la necesidad de tener que tomar aviones.

Cuatro años atrás desde una bitácora llamada “.(y punto)” Denise Larrieux desde Montevideo, Uruguay escribía bajo el seudónimo de Topita Voladora las vicisitudes de una diseñadora en el arte del punto y la bijou.

De este modos las creaciones de una joven viviendo a millas de distancia de California llegaron a dar la vuelta no solo de América sino del mundo.

“Desde pequeña -cuenta Denise- mi mamá, me enseñó a tejer en dos agujas. A mis catorce años tejía mis primeros abrigos. Durante un tiempo sustituí mi amor por el tejido dedicándome al teatro. Pero en el año 2002 viviendo en España abrí una pequeña tienda de tejidos, bijou y complementos.”

“Empecé a intentar diseños originales y aprendí a trabajar en crochet mirando revistas y en el clásico ensayo-error. Al principio no tenía idea de cómo leer los diagramas y solo podía fabricar tejidos rectos como bufandas. Explorando logré encontrar lo que buscaba”.

Radaid: En música el mundo no se divide.




Culturalmente al mundo siempre se le ha dividido en dos, por un lado oriente por el otro occidente. Las diferencias de idioma, costumbre y religión nos han alejado más que unirnos.Pero por suerte existe la música.

Radaid logra fusionar la música étnica y tradicional de los dos hemisferios con estilos contemporáneos. Busca romper las fronteras entre el tiempo y la geografía, reencuentra las similitudes de los dos mundos culturales. Utiliza la música como un lenguaje unificador.

En 1998 Saúl Ledesma y Emmanuel Macías, compañeros de la Universidad de Guadalajara quienes realizaban música para cine y teatro, a partir de una escala musical Celta comienzan a investigar y a experimentar con sonidos de diferentes culturas.

“Comenzamos - explica Saúl- con violín, guitarra y percusión explorando en la música gitana, en el flamenco y en la improvisación. Luego pensamos hacerlo más electrónico e invitamos a Víctor en el bajo, Mary en las vocales y a Darko en batería. El grupo fue creciendo y fuimos incorporando más instrumentos. En ese momento había una explosión de música del mundo. Combinamos música Armenia, de India y árabe que fuimos mezclando con nuestras influencias del Trip Hop británico como Portihead o Björk”.

Los Hollywood: canciones en otro idioma.




Mientras en Estados Unidos el inglés como lengua oficial es enseñado rigurosamente en las escuelas, el español se cuela por la vena familiar latina y entre la necesidad y la costumbre los dos se unen en un solo lenguaje.

El spanglish –le duela a quien le duela- crece a pasos agigantados y desde Tijuana hasta Nueva York el medio artístico no está ajeno a esta realidad.

Tal es el caso de Los Hollywood, una banda pop alternativa oriunda de San Diego cuyas letras pasan del inglés al español con gran fluidez y naturalidad: “Cantamos spanglish porque así hablamos la mayor parte del tiempo. Así nos comunicamos - expresa Heidy, vocalista - algunas veces la gente no sabe como expresar cierta palabra en inglés y recurre a expresarla en español. Lo importante es poder ser entendidos”.

- Al utilizar el spanglish en sus canciones, ¿ustedes podrían definirse como una banda de la frontera?
- No- dice Gustavo baterista de la banda- nosotros intentamos abarcar más allá de la línea entre México y Estados Unidos. De hecho nuestro nombre Los Hollywood fue elegido por ser un nombre conocido por todo el mundo. Queríamos dar una imagen más global. Pero cantamos en spanglish porque hablamos spanglish.

Heidy ha realizado la mayor parte de las composiciones:
“Mi inspiración es la vida misma, cuando me sucede algo fuerte sale una melodía y luego escribo la letra. Marcos ha colaborado en muchas de las canciones; también Chuy quien nos acompaña en guitarra y bajo cuando Marcos no puede estar presente”.

Al preguntarle sobre su gran parecido con Gwen Stefani nos dice: “Las comparaciones siempre van a existir, nos han comparado con Belanova y No Doubt. En realidad no sé porque me comparan con Gwen. Si hay alguien que admiro y tomo mucho de su música es de Alanis Morissette”.

La banda compuesta por Heidy, Gustavo y Marcos nace dos años atrás cuando deciden unirse para hacer lo que mejor saben hacer: canciones.
“Heydi y yo – cuenta Gustavo- habíamos tocado por separado en diferentes bandas, pero nada serio. Un amigo nos presentó y decidimos comenzar a producir y a revisar las canciones”.

En el año 2008 Los Hollywood ganan la primera batalla de bandas a nivel nacional patrocinado por My Space Latino. En marzo del 2009 se lanza el video de su primer sencillo: “No te agüites”, el Hit del EP. “Personalmente –explica Heidy- creo que todas las canciones son un Hit en sí misma, pero reconozco que la gente ha popularizado más esta canción. Quizá por tener un tono más comercial”

En abril del año pasado fueron invitados a tocar en el primer aniversario de My Space en Miami, en mayo lanzaron su primer álbum distribuido digitalmente por ITune bajo la producción del sello Carrusel Record y en el mes de Julio participan con gran éxito en el Latin Alternative Music Conference (LAMC) en Nueva York

www.myspace.com/loshollywood

Fotos: Los Hollywood.
(Publicado en "Padrisimo Magazine", Ed.II) 

Si supiera



que hoy voy a morir
escribiría :

"Deseo
volver a verte
sonriendo al sol
corriendo descalza
por el pasto del parque
que nos viera juntas
mientras aquel regalito de hojas
del árbol que nos daba sombra
caía entre tu cuerpo, mi cuerpo y el libro
que me leías; ese libro
que olvidaste en mi antigua casa
luego de que te hiciera el amor
en aquel domingo,
después
de nuestro paseo por el parque
donde entonces te viera
corriendo descalza y
sonriendo al sol."

Francisca Valenzuela: conjunción de dos mundos.



En cuestiones musicales, Chile se ha convertido en el escenario más renovado del sur de América. Desde los Bunkers pasando por el electro pop de Javiera Mena, la tierra de los Parra parece ser un semillero de voces nuevas. 

Más allá de los Andes, Francisca Valenzuela –la llamada “Princesa del Rock”- constituye la última revelación emergente. Con apenas 22 años su primer y único disco “Muérdete la lengua” ocupó el lugar número dieciséis dentro de los cincuenta mejores disco del año 2007, y obtuvo disco de oro en Chile a menos de un año de haber sido lanzado al mercado. 

Poseedora de un talento inusual a sus diez años comenzó a componer canciones en guitarra y piano. A los trece publicó en Estados Unidos, con el reconocimiento de la gran escritora chilena Isabel Allende, sus primeros poemas “En defensa del Agua”: 

- ¿Puedo decir que estamos frente a una especie de niña prodigio?
- ¡No por favor! –dice Francisca entre risas- nada de eso. Llegué a Estados Unidos muy pequeña, viví en San Francisco hasta mis doce años y escribir era una manera de expresar mis sentimientos. Una editora se interesó y ofrecieron lanzar un libro, mis papás no estaban de acuerdo pensaban que era muy pequeña. Pero el libro se hizo y tuve la bendición de que Isabel Allende amadrinara mi trabajo. Más tarde publiqué en España dos cuentos cortos. En ese entonces tenía catorce años. 

Su estilo ha llevado a muchos a compararla con Tory Amos o Fiona Apple pero ella no se cree ninguna de las dos: “Tengo una gran influencia de Tory y de Fiona, como también a Carol King, Patty Smith, Debbi Harry, Joni Mitchell, las vocalistas clásicas que denotan ser “woman power” pero en realidad también tengo gran admiración e influencia de Violeta Parra, Los Jaiva y Café Tacuba. 

-Estás estudiando periodismo y tienes dos libros publicados, ¿por qué la música y no la literatura?
- Cuando escribí los poemas y cuentos ya tocaba piano clásico. Al descubrir que podía poner música a mis letras me sentí completa. La literatura está en mis canciones, mis letras tienen su propio contenido y peso. No creo que haya dejado de hacer literatura porque haga canciones.

Asignaturas.





Al cielo hoy se le cayó una estrella.

Cruzó la ciudad,
llegó hasta mi barrio
entró por la puerta de mi casa
se tumbó en mi cama
cerró sus ojos y
pidió descansar.
Entonces yo,
que soy charlatana,
mientras mis dedos
recorrían sus vértices
le conté sobre las torres
de la catedral de mi pueblo.

Fue entonces cuando entendí,
que la historia y la astronomía
eran primas hermanas
de la anatomía.


Teatro para todos: “Yo …la Puta”.





Entrevista a Emanuel Loarca.

Durante mucho tiempo en algunos círculos sociales se ha creído que el teatro es exclusivo para quienes saben de Shakespeare o Bertolt Brecht. Emanuel Loarca rompe este estigma alcanzando el corazón del público en general sin importar cuanto de teatro o literatura se conozca.

Desde “Yo…la Puta” el joven escritor y director guatemalteco mediante un lenguaje sencillo y cotidiano nos recuerda una gran lección: el teatro es de y para todos.

La obra de fuerte contenido social, cuenta la historia de tres mujeres inmigrantes que pertenecen a tres generaciones distintas: Cuaresma, Gloria y Pura, quienes en una esquina cualquiera de Nueva York practican el oficio más viejo del mundo.

Más que representar la historia de tres prostitutas, expone la historia de todo inmigrante latino que bajo la mano de un “coyote” llega hasta el norte en busca de una vida mejor y se encuentra con la cara oculta del sueño americano: explotación, abuso y discriminación.

Ganador del Primer Premio en el Concurso de la Nueva Dramaturgia Nacional en Guatemala, Loarca, con una prolífera carrera en Televisión, Cine y Teatro, aborda temas difíciles de enfrentar por una sociedad que llama a las sexo servidoras “mujeres de mala vida” y que sin embargo consume cada día más de sus servicios.

Odilia Romero




Mujer, indígena y activista comunitaria.

Por Victoria García.

Durante su infancia en Zoogocho, Odilia Romero, pensaba que detrás de las montañas no existía nada más. El mundo era  su abuelita paterna, sus tíos y no podía imaginar en aquel entonces, que detrás de las montañas, un mundo diverso y desconocido  le esperaba.
“A los diez años- comenta Odilia- llegué a Estados de Unidos de América. Mis papás  ya estaban aquí. Y mi asombro fue demasiado cuando descubrí que existían otros lugares, otras personas diferentes que hablaban otros idiomas tan distintos al zapoteco.”

Al comenzar la escuela primaria sufrió el doloroso pero triunfante camino de aprender dos idiomas nuevos: inglés y español. Esto le convierte hoy, en una mujer oaxaqueña  trilingüe. Según Odilia, ser trilingüe, le posibilita ayudar mejor a su comunidad indígena.
Al terminar secundaria, realiza estudios en el Colegio Comunitario y a sus 33 años, actualmente, representa la Secretaria de Asuntos de la Mujer  en la Federación Oaxaqueña de Comunidades y Organizaciones Indígenas de California (FOCOICA).
                                                                                                                  
La discriminación que sufre por ser mujer, ser indígena y  no hablar el idioma oficial de éste país, despierta en ella el deseo ferviente de trabajar de forma voluntaria por los derechos de las mujeres  indígenas. Colabora con  la Asociación de Mujeres Latinas Sobresalientes y es miembro de la mesa directiva de Zoogocho. Desde hace dos años, ingresa al Frente Indígena Binacional Oaxaqueño (FIOB) e integra el Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño.

Odilia  dice  “....la discriminación hacia las mujeres que no pueden comunicarse con sus hijos cuando éstos aprenden inglés, la impotencia de que no puedan ser atendidas y entendidas como merecen en las Clínicas de Salud por desconocer el idioma; escuchar la historia de un indígena encarcelado por haber sido juzgado en otro idioma que no era el suyo, me llevan a creer cada día que mi camino es la lucha por mi gente...”                                                                
Esta mujer pequeña de físico pero de inmenso corazón,  parece no descansar jamás. Su celular sonando todo el tiempo, indica que la gente confía en ella a la hora de pedir ayuda. La formula según Odilia,   es su honesta comprensión hacia las necesidades de la comunidad. Por haber estado en los  zapatos de ellos alguna vez, puede lograr dicho sentimiento y actuar en consecuencia. “ Sé lo que están hablando cuando me llaman para que le ayude a llenar formularios o para asistir a un centro de            salud...” afirma también que jamás puede poner mala cara frente a una necesidad que muchos de sus seres queridos han experimentado y que ella misma experimentó en carne propia.

Victoria en ti.





Como lienzo en blanco,
tu espalda desnuda
invita a pintar mi nombre.
Me enredo
entre tus piernas largas
tatuando el  encanto
de mis ganas de ti.
Descubro el territorio
de tu hembra en celo
gritando por su libertad.
 Ansiosa en darme,
impregno tu piel
con el triunfante pincel
de mis dedos flacos.
Me convierto en el
conquistador conquistado.
En el caminante explorador
de tu geografía.
En la religiosa devota
de tu sagrado sexo.
Pintor de tus paredes,
compositor de tus jadeos;
la pintura de mi nombre
en el desnudo lienzo
de tu cuerpo en blanco.
Así, te voy haciendo mía.
Con la urgencia de saberte
íntegra,
de saberte toda
de saberte libre.
De  Victoria en ti.

Un viaje entre hadas y tehuanas: el arte de Miguel Toledo Gúzman.



Lo maravilloso del artista es que envía mensajes directos, del alma al corazón. Atrapa por medios de sonidos, letras, formas o colores al mundo espectador; da permiso para emprender un viaje desde la imaginación (o desde la realidad), usando como vehículos a los sentidos y la sensibilidad.
Las bellas artes, la pintura, tiene este poder de hablar con la simbología de los sentimientos. Y  para el joven oaxaqueño Miguel Toledo Guzmán, la pintura no es otra cosa que una herramienta para expresar emociones.

Despierta un talento
Nacido en la ciudad de México, en 1967, se define como oaxaqueño por ser hijo del Istmo de Tahuantepec.  “Mi papá es de Espinal, un pueblo a cinco minutos de Juchitán  y mi mamá, de Italtepex”, explica Toledo Guzmán. “Mi papá hablaba zapoteco y luego aprendió el español”. A los cuatro años Miguel  pintaba caricaturas de Walt Disney.  A los siete, participó en un concurso de Televisa y Pelican donde obtiene una mención honorífica; “en la secundaria tuve la oportunidad de ganar varios concursos organizados por  ASEP y el Instituto Mexicano de Bellas Artes, y en 78 obtuve un primer lugar”.
Durante su adolescencia, toma un descanso en la pintura por  tres años e incursiona en la música a través del piano clásico.
Pero el destino lo aleja de su familia y Miguel toma rumbo hacia Estados Unidos de América, donde trabaja en la cafetería de su escuela en San Gabriel. Por eso, comienza a crear afiches teniendo como base la nutrición. “En 1981  éste país no estaba abierto a la diversidad gastronómica cultural. Mis afiches eran sobre los riesgos del colesterol, cuantos gramos de grasa tenían las hamburguesas”.
Gracias a los afiches gana una beca en Carolina del Norte para estudiar todo lo referente al funcionamiento de una cafetería estudiantil. A su regreso a Los Angeles decide ser estudiante de tiempo completo, ingresa a la Universidad del Sur de California (USC)  y logra una extensión universitaria a París, Francia.

Prueba de Amor




(A nosotras que nos quisimos tanto)

Por Victoria García

Cinco años atrás, en un país que era el mío

Hacía frío en aquella mañana de agosto. Los árboles estaban casi desnudos, los eucaliptos viejos con sus raíces profundas rasgando las veredas. Tu bufanda fucsia, tu saco largo negro y mis manos frías y sudorosas sintiendo lo mismo que aquel día en que caminé con mamá rumbo a la escuela en mi primer día de clase. Tus manos apretaban las mías, jugaban con la excusa de mitigar el frío. En realidad, sólo intentaban darme valor. A pesar de esto, mis piernas temblorosas confirmaban el miedo instalado en mi garganta, en mi estómago, en mi mente. Treinta y cuatro años para llegar a la primera vez.

Podía contar cada árbol que veía desde la ventana del taxi, y sentir un cosquilleo entumecido entre mis dedos flacos.

Había escuchado tantas veces a mis amigas en la preparatoria hablar de su primera vez. Algunas manifestaban la vergüenza de haber tenido que desnudarse frente a alguien nuevo y casi desconocido. Otras, la molestia de ser invadidas por un objeto extraño a su cuerpo y por tener que abrirse relajadamente, sabiendo que serían penetradas sin amor. Más de una confirmó que, para una mujer, su primera vez nada tenía que ver con una fantasía gratificante o cómoda. Y que el estrés provocado les había impedido tener una buena experiencia. Todos estos recuerdos de mis diecisiete años adolescentes, venían a mi mente mientras el taxi acortaba camino.

La ternura de tus ojos me envolvía hasta protegerme, como la sonrisa de mamá al verme llorar cuando pasé el umbral del salón en mi primer día de clase escolar. Tu sonrisa dibujada con perfección tenía la firma de la mano de Dios, el sello de la bondad. Y ese era el mejor regalo a mi valentía de vivir. Sin embargo, eras la culpable de mi actual tormento.

¿Por qué razón tenías que dejarme pasar este miedo y esta vergüenza atroz?, ¿por qué razón no comprendías mi negación continúa?, ¿cuántas veces debía explicarte que yo no deseaba ser mujer?
La excusa de tu actitud era que esto era un acto de amor. Así le llamaste, “una prueba del amor que sientes por mí”. “Vic, si me amas, debes darme esta prueba de amor”, y sonreíste maternalmente, igual que mamá cuando me dijo: “Vic, ya eres toda una mujercita. Hoy irás a tu primer día de clase” y acomodó mi corbata azul.