Odilia Romero




Mujer, indígena y activista comunitaria.

Por Victoria García.

Durante su infancia en Zoogocho, Odilia Romero, pensaba que detrás de las montañas no existía nada más. El mundo era  su abuelita paterna, sus tíos y no podía imaginar en aquel entonces, que detrás de las montañas, un mundo diverso y desconocido  le esperaba.
“A los diez años- comenta Odilia- llegué a Estados de Unidos de América. Mis papás  ya estaban aquí. Y mi asombro fue demasiado cuando descubrí que existían otros lugares, otras personas diferentes que hablaban otros idiomas tan distintos al zapoteco.”

Al comenzar la escuela primaria sufrió el doloroso pero triunfante camino de aprender dos idiomas nuevos: inglés y español. Esto le convierte hoy, en una mujer oaxaqueña  trilingüe. Según Odilia, ser trilingüe, le posibilita ayudar mejor a su comunidad indígena.
Al terminar secundaria, realiza estudios en el Colegio Comunitario y a sus 33 años, actualmente, representa la Secretaria de Asuntos de la Mujer  en la Federación Oaxaqueña de Comunidades y Organizaciones Indígenas de California (FOCOICA).
                                                                                                                  
La discriminación que sufre por ser mujer, ser indígena y  no hablar el idioma oficial de éste país, despierta en ella el deseo ferviente de trabajar de forma voluntaria por los derechos de las mujeres  indígenas. Colabora con  la Asociación de Mujeres Latinas Sobresalientes y es miembro de la mesa directiva de Zoogocho. Desde hace dos años, ingresa al Frente Indígena Binacional Oaxaqueño (FIOB) e integra el Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño.

Odilia  dice  “....la discriminación hacia las mujeres que no pueden comunicarse con sus hijos cuando éstos aprenden inglés, la impotencia de que no puedan ser atendidas y entendidas como merecen en las Clínicas de Salud por desconocer el idioma; escuchar la historia de un indígena encarcelado por haber sido juzgado en otro idioma que no era el suyo, me llevan a creer cada día que mi camino es la lucha por mi gente...”                                                                
Esta mujer pequeña de físico pero de inmenso corazón,  parece no descansar jamás. Su celular sonando todo el tiempo, indica que la gente confía en ella a la hora de pedir ayuda. La formula según Odilia,   es su honesta comprensión hacia las necesidades de la comunidad. Por haber estado en los  zapatos de ellos alguna vez, puede lograr dicho sentimiento y actuar en consecuencia. “ Sé lo que están hablando cuando me llaman para que le ayude a llenar formularios o para asistir a un centro de            salud...” afirma también que jamás puede poner mala cara frente a una necesidad que muchos de sus seres queridos han experimentado y que ella misma experimentó en carne propia.


Su trabajo no tiene horario y muchas veces debe postergar su vida personal para atender asuntos de urgencia. Sin embargo, nos cuenta que para poder cumplir el rol de mamá “... una debe aprender a negociar   el tiempo entre su vida de activismo comunitario,  y su vida familiar...” - continúa diciendo- “Tengo una hija de 16 años , a la cual en ningún momento descuido. Simplemente le hago partícipe de mis reuniones, de mis eventos. Muchas veces vamos en el carro, y ella va haciendo su tarea, o estudia mientras  estoy participando  en una reunión de trabajo...”  También nos habla de su día de auto cuidado personal:  “...un día a la semana, me lo tomo para mí y lo comparto con  mi hija. Vamos al cine, al teatro,  a cenar, o simplemente me quedo a leer en casa. Ese día luego de mi trabajo,  el teléfono celular se apaga,  la única comunicación en ese momento es conmigo misma...”


El espacio de la mujer.

El mundo aún continúa siendo dispar entre hombres y mujeres. Mientras una mujer realiza  doble trabajo, (por ser ama de casa, madre y a su vez, cumplir un horario de trabajo remunerado) recibe un menor salario comparado al del hombre y desiguales beneficios. Tampoco es novedad, que las oportunidades de acceso a cargos de poder, pocas mujeres logran obtenerlos.

 Si bien se ha logrado conquistar espacios gracias a los movimientos feministas, y a las organizaciones en defensa de los derechos de la mujer, aún hoy en día el mundo político, empresarial, y comunitario es gobernado por los hombres.  Esto constituye un reto a vencer por parte de las mujeres y un cambio de postura social en los hombres.
“..si el indígena de por sí es desplazado, no es tenido en cuenta, es marginado – agrega  Odilia- la mujer indígena lo es doblemente. Primero por ser mujer y luego por ser indígena. Las mismas mujeres mexicanas se burlan de nosotras. Esta es una de las tantas razones, por las cuales existimos pocas indígenas que levantamos la voz y nos hacemos escuchar...”

 La opresión machista, por años y años en nuestras cultura sigue siendo el motivo fundamental por el cual  mujer tiene miedo de reclamar sus derechos. “Hay hombres en nuestra comunidad -explica Odilia- que pretenden hacer oídos sordos a lo que dice una mujer en una reunión o en una discusión. En mi trabajo de lucha,   no dejo que me intimiden estas actitudes negativas. Ignoro la situación y levanto mis ideas, levanto mi voz. Que es la voz de muchas mujeres que no tienen voz aún.” 

Para Odilia, Rigoberta Menchú y Mireya Gutierrez, son sus modelos a seguir. Según nos dice, Mireya,  (una de sus mejores amigas) superó el calvario de sufrir violencia doméstica, logró romper el círculo de enfermedad, se dedicó a estudiar leyes y a trabajar en una firma de abogados: “...es un ejemplo a seguir y a imitar...” agregó.

La Secretaria de Asuntos de la Mujer en la FOCOICA,  junto con el Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño, llevó a cabo el mes pasado,  una jornada de salud para las mujeres indígenas. Por medio de una clínica móvil donde se asistió a 30 mujeres en exámenes de Papanicolau, mamografías, exámenes de colesterol,  diabetes, y alta presión.
Entre los planes a futuro, Odilia destaca la necesidad  de realizar programas de apoyo y formación a las mujeres indígenas para que logren convertirse en personajes activos de su comunidad. Con la finalidad, de que ellas mismas puedan pelear por sus derechos y tener representatividad en los grupos comunitarios. Su lucha es elevar la voz de la mujer indígena. Asumir el compromiso de un cambio en la sociedad, donde se respete la opinión y el liderazgo de la misma. 

Por último Odilia exhortó a todas las mujeres indígenas, a tomar las herramientas de preparación, para convertirse en defensoras de sus derechos. “ Tenemos que continuar luchando y trabajando por nosotras y nuestras familias.  Estar en las escuelas de nuestros hijos, para lograr que se respete su  formación. Tenemos que estar en las organizaciones y decir lo que pensamos, exponer nuestras propias ideas.  Nadie nos va a dar lo que nosotras podemos darnos a nosotras mismas...” 

Fotos: labeez.org
(Publicado en "El Oaxaqueño" 2005 L.A. CA- Editora: Lucero Amador) 

3 comentarios:

Ale dijo...

"...El mundo aún continúa siendo dispar entre hombres y mujeres..."...por eso existen personas como Odilia Romero, aunque el camino sea largo...

Muy bueno el artículo.

Victoria's Home dijo...

Ale, en verdad he visto de cerca el trabajo de Odilia Romero y debo decir que continúa la labor de nuestras antecesoras en la lucha por la igualdad.

Daniel Costa Lerena dijo...

Curiosamente Odilia no es un ejemplo particular de los limitados modelos del mundo de los seres humanos. Es más habitual dicha limitación del modelo de lo que os podéis imaginar. No es necesario ir muy lejos para encontrarnos con millones de ejemplos de personas presuntamente integradas a las sociedades de occidente con modelos del mundo casi cerrados o que solo lo
conciben a través del televisor.

Un compromiso como el de Odilia merece más que respeto, debe ser modelo a seguir en nuestras sociedades para reforzar nuestro sentido de comunidad. lamentablemente la desigualdad y la discriminación podemos sentirla a diario, diría, en casi todo el planeta.

La discriminación,la intolerancia y el preconcepto solo se pueden combatir educando en valores desde la primera fase del condicionamiento al que es sometido el individuo, en definitiva tales conceptos, discriminación, intolerancia y preconcepto, son sinónimos de ignorancia.

Nuestras sociedades necesitan más Odilia´s.

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